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Galletas de avena con arándanos rojos

Martina Ávila

Galletas de avena con arándanos: la receta

¡Ay, qué ganas tenía de compartir esta maravilla con vosotros! Hay días en los que el cuerpo te pide algo dulce, pero sin caer en excesos, ¿verdad? Pues estas galletas de avena con arándanos son mi salvación. Son la alegría de la huerta para cualquier desayuno o merienda, y os prometo que su sencillez engancha. Yo las preparo a menudo, sobre todo cuando necesito un empujón de buen humor.

Recuerdo la primera vez que las hice. Fue una tarde de lluvia, con mi sobrina pequeña rondando por la cocina, pidiéndome “algo rico”. Abrí la nevera, vi la avena y los arándanos que tenía y ¡zas! Decidí improvisar. El resultado fue tan bueno que desde entonces se han convertido en un clásico en casa. ¡Una maravilla que siempre triunfa!

Prepara un dulce en solo 30 minutos

Lo mejor de estas galletas es que son un auténtico sprint culinario. Al principio, cuando era novata en esto de hornear sin receta exacta, tardaba casi una hora en tenerlas listas, entre pesar, mezclar y la organización. Pero ahora, con mi lista de música favorita a todo volumen, las termino en unos 35 minutos, ¡horno incluido! Es la receta perfecta para cuando te pica el gusanillo del dulce y no tienes mucho tiempo.

Me encanta ver cómo se transforman los ingredientes en algo tan apetecible en tan poco rato. Es casi mágico, ¿no creéis? Y os aseguro que cada minuto merece la pena, porque el aroma que se extiende por la casa mientras se hornean ya es un premio en sí mismo. Es pura felicidad en el aire.

Por qué estas galletas son irresistibles

Estas galletas de avena con arándanos tienen ese punto que las hace únicas. No son empalagosas, pero son dulces; tienen la textura perfecta entre crujiente y suave, y los arándanos le dan un toque ácido que equilibra todo de maravilla. Son galletas que te invitan a mojar en el café o en un vaso de leche fresquita, y que te dejan esa sensación tan reconfortante de “hecho en casa”.

Además, son increíblemente versátiles. Se pueden adaptar a casi cualquier gusto, y eso me fascina. Es como tener un lienzo en blanco en la cocina. La combinación de la avena, tan nutritiva, con la explosión de sabor de los arándanos, las convierte en una opción fantástica para esos momentos en los que buscas algo rico sin remordimientos. ¡Son un diez!

Ingredientes para tus galletas de avena

Para esta receta, no necesitas nada del otro mundo. Son ingredientes que, seguro, tienes ya dando vueltas por tu despensa o que encuentras en cualquier supermercado sin complicaciones. Siempre intento que mis recetas sean lo más accesibles posible, porque cocinar debe ser un placer, no una búsqueda del tesoro, ¿verdad?

Yo uso mantequilla sin sal porque me deja jugar mejor con los contrastes dulces del azúcar y los arándanos. Si utilizas con sal, solo tienes que ajustar la pizquita extra que le pondremos a la masa. ¡Ah! Y no os preocupéis por las cantidades, que he afinado la receta para que salgan perfectas sin complicaciones.

Todo lo que necesitas en tu cocina

Aquí tenéis la lista completa. Veréis que es de lo más sencilla. La clave está en la calidad de cada ingrediente, por supuesto, pero no hace falta buscar cosas exóticas. ¡Lo normal funciona de maravilla!

Lista para un horneado perfecto

  • 115 gramos de mantequilla sin sal, a temperatura ambiente (¡importante!)
  • 150 gramos de azúcar moreno (o vuestro endulzante favorito, luego os doy ideas)
  • 50 gramos de azúcar blanco (le da un toque crujiente especial)
  • 1 huevo grande, también a temperatura ambiente
  • 1 cucharadita de extracto de vainilla (el alma de cualquier postre)
  • 150 gramos de harina de trigo (la de toda la vida)
  • 1 cucharadita de bicarbonato de sodio
  • 1/2 cucharadita de sal (para realzar los sabores)
  • 180 gramos de copos de avena (no instantáneos, ¡los de verdad!)
  • 100 gramos de arándanos rojos deshidratados (el toque estrella)

Con estos ingredientes, ya tenemos la mitad del trabajo hecho. ¡Preparad vuestros boles y batidoras porque la diversión va a empezar!

Pasos para hacer galletas de avena

Ahora viene la parte divertida: ¡manos a la masa! Os prometo que el proceso es tan gratificante como el resultado final. Me encanta el momento de mezclar, ver cómo se unen los sabores y las texturas. Es casi como una terapia, ¿no os parece? Y si hay pequeños en casa, es una actividad fantástica para hacer juntos.

No os agobiéis con la perfección; lo importante es disfrutar del camino. Una vez, por andar con prisas, se me olvidó un ingrediente y tuve que improvisar. Menos mal que al final el resultado fue ¡todavía mejor! Así que relajaos y disfrutad de cada paso.

Mezcla los ingredientes secos primero

Lo primero es precalentar el horno a unos 180 grados. Mientras tanto, en un bol mediano, vamos a unir la harina, el bicarbonato de sodio y la sal. Batidlos bien con unas varillas para que todo se integre y no queden grumos. Este paso es fundamental para que luego las galletas suban de forma uniforme y queden con esa textura tan apetecible. Aseguraos de que la sal se reparte bien para equilibrar el dulzor.

Integra los húmedos con los secos

En otro bol, uno más grande, batimos la mantequilla (recordad, a temperatura ambiente, ¡es la clave!) con el azúcar moreno y el azúcar blanco hasta que la mezcla esté cremosa y de un color más clarito. Luego, añadimos el huevo y el extracto de vainilla, batiendo bien después de cada adición. Cuando veáis que la mezcla está suave y esponjosa, es el momento de incorporar poco a poco los ingredientes secos que teníamos reservados. Mezclad despacio hasta que se integren bien, pero sin excederos, ¡no queremos desarrollar demasiado el gluten!

Incorpora los arándanos rojos deshidratados

Una vez tengamos la base de la masa lista, le toca el turno a la avena y, por supuesto, a nuestros protagonistas: los arándanos rojos deshidratados. Incorporad los copos de avena con una espátula, mezclando suavemente. Después, añadid los arándanos y distribuidlos por toda la masa. A mí me gusta que queden bien repartidos para que en cada bocado haya una sorpresa. ¡Es como una pequeña explosión de sabor en cada galleta!

Tiempo de cocción de las galletas

¡Ya casi estamos! Este es el momento en el que la cocina empieza a oler que alimenta. Una vez tengáis la masa lista, id haciendo bolitas del tamaño de una nuez, más o menos, y las vais colocando sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal. No las pongáis muy juntas, que les gusta tener su espacio para crecer. Una vez, por ahorrarme un viaje al horno, las puse muy apelmazadas y acabaron pareciendo una única galleta gigante. ¡Lección aprendida!

Hornea tus galletas en 10-12 minutos

Con el horno a 180 grados, introducid la bandeja y hornead durante 10 a 12 minutos. El tiempo puede variar un poquito dependiendo de vuestro horno, así que estad atentos. Las galletas estarán listas cuando los bordes estén doraditos y el centro aún se vea un pelín blando. No las dejéis demasiado tiempo, ¡o se os quedarán duras! La idea es que estén crujientes por fuera y tiernas por dentro. Es un arte pillarle el punto, pero con la práctica, ¡lo dominaréis!

Deja enfriar antes de servir

Cuando las saquéis del horno, os parecerá que están demasiado blandas para moverlas. ¡Paciencia! Dejadlas reposar en la misma bandeja unos 5 minutos antes de pasarlas a una rejilla. Este pequeño truco es clave para que terminen de cocinarse con el calor residual y cojan esa consistencia perfecta. Luego, en la rejilla, que se enfríen completamente. Es muy tentador comerlas calientes, lo sé, ¡pero frías están espectaculares! Además, aguantan mejor su forma.

Rendimiento y número de porciones

Con las cantidades que os he dado, suelen salir un buen montón de galletas. ¡La cantidad perfecta para compartir o para tener reservas en casa! Me encanta ver la cara de mis amigos cuando les ofrezco una de estas galletas de avena con arándanos; siempre hay un “¡Uhm, qué rico!” de por medio.

Disfruta de dieciocho galletas deliciosas

Normalmente, esta receta nos regala unas dieciocho galletas bien hermosas. Depende un poco del tamaño que las hagáis, claro. A mí me gusta que sean de un tamaño generoso, de esas que con una ya tienes suficiente y te dejan bien contento. Son ideales para llevar al trabajo, para un tentempié a media mañana o para la merienda de los peques. ¡Un bocado de felicidad!

Comparte con familia y amigos

Una de las cosas más bonitas de cocinar es poder compartir. Estas galletas son perfectas para eso. Prepara una buena tanda y llévaselas a esa amiga que las necesita, o sácalas después de una cena con la familia. Veréis qué rápido desaparecen del plato. Son un regalo sencillo pero lleno de cariño, que siempre sienta bien.

Personaliza tus galletas de avena con arándanos

Si hay algo que me apasiona de la cocina, es la libertad de experimentar. Una receta es solo el punto de partida, ¿verdad? Y con estas galletas de avena con arándanos, las posibilidades son infinitas. Aquí os dejo algunas ideas para que las adaptéis a vuestro gusto o a lo que tengáis por la despensa. ¡A veces los mejores descubrimientos nacen de la improvisación!

Sustituciones saludables para el azúcar

Si queréis reducir el azúcar o simplemente probar algo diferente, tenéis varias opciones. Podéis sustituir parte del azúcar por miel, sirope de arce o sirope de agave. Os recomiendo ir probando con la mitad de la cantidad y ajustar al gusto, porque cada endulzante tiene su propio nivel de dulzor y sabor. También hay quien usa dátiles triturados para endulzar de forma más natural. ¡Animaos a experimentar!

Ideas para añadir nueces o semillas

Para darle un extra de textura y un toque nutricional, podéis añadir un puñadito de frutos secos picados. Nueces, almendras o avellanas tostadas quedan de maravilla. También podéis incluir semillas de chía, lino o girasol. Le darán un puntito crujiente muy interesante y sumarán nutrientes. A mí me gusta a veces ponerle un poco de ralladura de naranja o limón para un toque cítrico. ¡Las posibilidades son infinitas!

Conservación de estas galletas caseras

Para que estas delicias os duren el máximo tiempo posible y no pierdan ni un ápice de su encanto, es importante guardarlas correctamente. No hay nada más triste que una galleta que se ha ablandado o ha perdido su sabor, ¿a que no?

Guárdalas en recipiente hermético

Una vez que las galletas estén completamente frías (¡esto es crucial!), guardadlas en un recipiente hermético. Yo uso una lata de galletas de esas bonitas que mi abuela me regaló, pero cualquier tupper con un buen cierre funcionará. Así, evitaréis que les entre aire y se sequen o, por el contrario, que se ablanden demasiado si hay humedad en el ambiente. Es un pequeño gesto que marca una gran diferencia en su durabilidad.

Mantén su frescura por más tiempo

En un recipiente hermético y a temperatura ambiente, estas galletas de avena con arándanos os aguantarán perfectamente frescas y deliciosas durante unos 4 o 5 días. Si las queréis conservar por más tiempo, las podéis congelar. Solo tenéis que colocarlas en una sola capa en una bandeja hasta que estén duras y luego pasarlas a una bolsa de congelación. Cuando queráis disfrutar de ellas, solo hay que sacarlas con un poco de antelación y dejar que se descongelen. Es un truco genial para tener siempre a mano un dulce casero. Podéis encontrar más consejos útiles para la cocina en el blog.

Información nutricional por cada porción

Aunque no soy nutricionista, me gusta tener una idea general de lo que comemos, sobre todo cuando hablamos de dulces. Estas galletas, al llevar avena y arándanos, tienen un perfil interesante dentro del mundo de los caprichos dulces. Siempre es bueno saber qué le estamos ofreciendo a nuestro cuerpo y a quienes queremos.

Conoce sus calorías y nutrientes

Una de estas galletas es un bocado muy completo. La avena nos aporta una buena dosis de fibra, que es genial para la digestión y para mantenernos saciados. Los arándanos, por su parte, son una fuente fantástica de antioxidantes. Aunque no puedo daros números exactos porque variará según los ingredientes exactos y las sustituciones que hagáis, sí puedo deciros que es una opción más nutritiva que muchas otras galletas industriales.

Datos sobre grasas, proteínas y fibra

En general, cada galleta nos aportará una cantidad moderada de calorías, principalmente de hidratos de carbono complejos gracias a la avena. Tendrán una porción de grasas, principalmente de la mantequilla, y algo de proteína del huevo y la propia avena. Pero, sin duda, donde más destacan es en la fibra, algo que a menudo falta en nuestra dieta. Es una manera deliciosa de añadirla. Si os interesa ver más ideas para el desayuno, echad un vistazo a la web. ¡Y no olvidéis seguirme en Pinterest para más inspiración!

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