cool hit counter

BISQUETS CASEROS

Martina Ávila

Conoce los bisquets caseros y su encanto

¡Ay, los bisquets! Para mí, son como un abrazo calentito por las mañanas, ¿sabes? Esa textura hojaldrada, tan tierna por dentro y con ese doradito crujiente por fuera… ¡Me alegra el día solo de pensarlo! Recuerdo la primera vez que los probé en un viaje. ¡Fue amor a primera mordida! Desde entonces, me obsesioné con recrearlos en casa, y después de muchos intentos (algunos más planos que otros, todo hay que decirlo, ¡jajaja!), por fin encontré mi versión perfecta.

Lo mejor de hacer bisquets caseros es la satisfacción de ver cómo algo tan sencillo puede convertirse en una delicia tan especial. Es una receta que me transporta a esos momentos de calma, de cafecito con las amigas o de desayuno tranquilito de domingo. Es pura magia en la cocina, de verdad, ¡y no necesitas ser una experta para conseguir unos resultados espectaculares!

Reúne los ingredientes clave para tus bisquets

Para estos pequeños tesoros, lo fundamental es tener los ingredientes a mano y, ¡ojo!, bien fríos. La mantequilla, la leche… esto es clave para que los bisquets queden con esas capas tan maravillosas que nos encantan. Parece un detalle sin importancia, pero te aseguro que marca la diferencia entre un bisquet normal y uno de los que te hacen cerrar los ojos al morder.

Aquí tienes lo que vamos a necesitar. Te lo pongo facilito para que no se te escape nada:

  • 300 gramos de harina de trigo, de la normalita.
  • 1 cucharada de levadura química (también conocida como polvo de hornear, ¡la que hace que suba todo!).
  • 1/2 cucharadita de sal fina.
  • 1 cucharada de azúcar (no te pases, es solo un toque).
  • 120 gramos de mantequilla sin sal, cortada en cubitos y ¡muy fría! Yo la meto en la nevera un ratito antes.
  • 150 ml de leche entera, también muy fría.
  • Para barnizar: un huevo batido con una cucharada de leche (esto les da un brillo precioso).

Preparación paso a paso de los bisquets caseros

¡Manos a la obra! Es un proceso divertido, te lo aseguro. A mí me encanta ir viendo cómo la masa va cogiendo forma, es como si tuviera vida propia. Prepárate para disfrutar de cada paso, que al final la recompensa es deliciosa.

Mezcla ingredientes secos y la mantequilla fría

En un bol grande, mezcla la harina, la levadura, la sal y el azúcar. Asegúrate de que todo está bien integrado, ¡es la base! Luego, añade los cubitos de mantequilla fría. Con las yemas de los dedos, o si tienes un procesador de alimentos, intégrala rápidamente a la harina hasta que parezca migas gruesas, como si fueran guisantes. La clave aquí es que la mantequilla siga fría y no se derrita con el calor de tus manos. ¡Rápido y efectivo!

Integra la leche y forma masa suave

Ahora, vierte la leche fría poco a poco sobre la mezcla de harina y mantequilla. Con una espátula o las manos (pero sin amasar demasiado, ¡esto es importante!), une los ingredientes hasta que la masa se junte. No busques una masa perfectamente lisa, queremos que quede un poco rústica. La he dejado un poco pegajosa alguna vez por querer añadir más leche y luego ha sido un desastre… ¡así que al punto justo!

Crea capas para bisquets caseros perfectos

Pasa la masa a una superficie ligeramente enharinada. Extiéndela con un rodillo formando un rectángulo de unos 2 cm de grosor. Dóblala por la mitad, como si cerraras un libro, y vuelve a estirarla. Repite este proceso unas 3 o 4 veces. Esto es el truco para conseguir esas capas hojaldradas tan características. No te estreses, no tiene que ser perfecto, ¡el encanto está en lo casero!

Corte y toque final en tus bisquets

Ya casi lo tenemos. Esta parte es mi favorita porque es cuando empiezan a parecerse de verdad a unos bisquets, listos para ir al horno y transformarse en algo mágico.

Da forma redonda a los bisquets

Una vez que has doblado la masa las veces necesarias, estírala por última vez hasta que tenga un grosor de unos 2,5 cm. Con un cortador redondo de unos 6 cm de diámetro (yo uso un vaso si no tengo el cortador a mano, ¡funciona de maravilla!), corta los bisquets. Colócalos en una bandeja de horno cubierta con papel vegetal, dejando un poco de espacio entre ellos.

Barniza los bisquets para un brillo

Antes de que se vayan al horno, dales un toque final. Bate el huevo con la cucharada de leche y, con una brocha de cocina, pinta la superficie de cada bisquet. Esto les dará un color dorado precioso y un brillo irresistible cuando salgan del horno. Es un pequeño gesto que cambia mucho el resultado visual, ¡y ya sabes que comemos por los ojos!

Horneado perfecto para unos bisquets dorados

¡Aquí es donde ocurre la magia! Precalienta el horno a 200°C con calor arriba y abajo. Este es un punto crucial para que suban bien y se doren de forma uniforme. Recuerdo una vez que no lo precalenté lo suficiente y los bisquets no subieron ni la mitad. ¡Qué rabia me dio!

Mete la bandeja al horno y déjalos cocer durante unos 12-15 minutos. Verás cómo empiezan a crecer y a tomar un color dorado apetecible. Cuando estén listos, sácalos y déjalos enfriar un poquito sobre una rejilla antes de lanzarte a ellos. ¡El aroma que desprende la cocina es para enmarcar!

Consejos extra para bisquets caseros ideales

Después de tantos bisquets horneados, uno va aprendiendo truquillos. Aquí te dejo algunos de mis descubrimientos para que tus bisquets salgan de diez a la primera.

Ingredientes fríos para masa hojaldrada

Insisto, pero es que es vital: ¡los ingredientes fríos son tu mejor amigo! Especialmente la mantequilla. Si la mantequilla se calienta demasiado, no conseguiremos esas capas tan deliciosas. Si ves que la masa se te calienta mucho mientras trabajas con ella, no dudes en meterla un ratito en la nevera. ¡Un pequeño descanso siempre viene bien, para la masa y para ti! Puedes encontrar más trucos de cocina aquí.

No amases demasiado la masa nunca

Este es otro consejo de oro. Cuanto menos manipules la masa, más tiernos y hojaldrados quedarán tus bisquets. Si la amasas en exceso, desarrollarás el gluten de la harina y los bisquets quedarán duros y densos, como galletas. La idea es juntar los ingredientes y trabajarla lo justo para formar las capas. ¡Sé amable con la masa, y ella te lo agradecerá!

Almacenamiento y disfrute de los bisquets

Los bisquets están en su mejor momento recién hechos, tibios y con un poco de mantequilla, mermelada o crema de queso. ¡Una delicia! Si te sobran (cosa que dudo, ¡jajaja!), puedes guardarlos en un recipiente hermético a temperatura ambiente durante un par de días. Para revivir su magia, un golpe de horno o de tostador y volverán a estar como recién hechos. ¡Un desayuno perfecto!

Tiempos de preparación y cocción total

Al principio, tardaba casi una hora en hacer todo el proceso, ¡entre que me lo pensaba y no! Ahora, mientras suena mi lista de música favorita y me muevo un poco en la cocina, la preparación la termino en unos 20-25 minutos. El horneado son otros 12-15 minutos.

En total, estamos hablando de unos 35-40 minutos desde que sacas los ingredientes de la nevera hasta que tus bisquets están listos para ser devorados. ¡Es un tiempo estupendo para una recompensa tan deliciosa! Así que anímate y échale un vistazo a esta receta, ¡es ideal para un desayuno especial!

Información nutricional general de los bisquets

Aunque cada bisquet puede variar ligeramente según el tamaño y los ingredientes exactos que uses, de forma general, un bisquet casero tiene un valor energético moderado. Aportan carbohidratos de la harina, grasas de la mantequilla y proteínas de la leche y el huevo.

Son una buena fuente de energía para empezar el día. Si quieres acompañarlos de algo ligero, puedes añadir un poco de fruta fresca. ¡Siempre hay opciones para equilibrar el plato y disfrutar sin remordimientos! Para más ideas, puedes explorar recetas en nuestro Pinterest.

Leave a Comment