¡Ay, los buñuelos mexicanos! Solo con oír su nombre ya me entra un cosquilleo de alegría. No hay postre que me recuerde más a las risas familiares, a las mañanas de domingo con el aroma a canela flotando por toda la casa y a esas fiestas donde el jolgorio se mezclaba con el crujido de cada bocado. Es una de esas recetas que, para mí, tiene alma.
Siempre pienso que cada buñuelo es una pequeña obra de arte, un trocito de felicidad crujiente que se deshace en la boca. Y lo mejor de todo es que prepararlos es una aventura, un baile entre la masa, el aceite y el azúcar que te llena de energía. ¿Te animas a que los hagamos juntos? ¡Será una fiesta en la cocina!
¿Qué son los Buñuelos Mexicanos?
Historia y tradición de Buñuelos Mexicanos
Para mí, los buñuelos son el epítome de la celebración. Esas láminas de masa fina, doraditas y cubiertas de azúcar y canela, son el broche de oro de cualquier festividad mexicana. Recuerdo que mi abuela siempre decía que no había Navidad sin buñuelos, y cada año, al verla estirar la masa con tanto cariño, entendía que el secreto no solo estaba en los ingredientes, sino en el amor que le ponía a cada uno.
Su historia es un viaje fascinante que se enreda entre culturas. Aunque pensamos en ellos como algo muy nuestro, en realidad tienen un origen que se remonta a la época árabe y se adaptaron con el tiempo en México, tomando esa forma tan característica y ese sabor que nos vuelve locos. Son un testimonio de cómo la cocina evoluciona y se llena de nuevas historias en cada rincón del mundo, ¡y qué suerte que llegaron a nuestras mesas!
Prepara tus Buñuelos Mexicanos fácilmente
Ingredientes necesarios para Buñuelos Mexicanos
Aquí es donde empieza la magia, donde reunimos a nuestros aliados para crear esta delicia. Siempre digo que un buen buñuelo comienza con una buena selección, aunque sencilla. No te compliques, la belleza de esta receta reside en su simplicidad, en cómo unos pocos ingredientes se transforman en algo tan espectacular. ¡Verás qué fácil es tenerlos todos a mano!
- 300 gramos de harina de trigo (la normalita, de todo uso)
- 1 huevo grande (siempre a temperatura ambiente, ¡es un truco de la abuela!)
- 1 pizca de sal (para realzar todos los sabores)
- 2 cucharadas de azúcar granulada (no mucha, que luego viene la capa final)
- 1 cucharadita de levadura en polvo tipo Royal (para que la masa quede perfecta)
- 120 ml de leche tibia (¡ni fría ni caliente, tibia es la clave!)
- 50 ml de aceite vegetal (para la masa, que le da suavidad)
- Aceite vegetal suficiente para freír (yo uso girasol, que tiene un sabor neutro)
- Para espolvorear: 100 gramos de azúcar y 2 cucharadas de canela en polvo (¡aquí es donde no nos cortamos!)
Herramientas básicas para la receta
No necesitas ser un chef profesional ni tener la cocina más equipada del mundo para lanzarte con los buñuelos. Las herramientas que usaremos son de lo más normal y seguro que las tienes en casa. ¡Ya verás qué bien nos apañamos con lo básico!
- Un bol grande para mezclar (donde la masa cogerá vida)
- Un rodillo (nuestro mejor amigo para estirar)
- Un cortador de galletas o un vaso (para dar forma, ¡a veces uso una taza de café, así que sin presiones!)
- Una sartén honda o una cazuela (para el festival de la fritura)
- Pinzas de cocina (imprescindibles para no quemarse)
- Papel de cocina (para absorber el exceso de aceite)
- Un plato hondo o bandeja (para el azúcar y la canela)
¡Manos a la obra! Prepara la masa
Este es el momento más emocionante, el de sentir la masa en las manos y ver cómo los ingredientes se unen. A mí me encanta porque es como empezar a moldear la felicidad. No te preocupes si al principio te parece un poco pegajosa, ¡es parte de la aventura! Con un poco de paciencia y ritmo, cogerá la textura perfecta.
Mezcla los ingredientes secos primero
Empezamos siempre con los secos, para que todo se integre bien y no queden sorpresas. En el bol grande, vierte la harina, la pizca de sal, el azúcar granulada y la levadura. Con una cuchara, revuelve un poco para que se conozcan bien. ¡Ya verás qué fácil es! Este paso, aunque parezca tonto, es fundamental para una masa homogénea.
Me gusta imaginar que estoy preparando el escenario para la gran función. Asegúrate de que no haya grumos de levadura, porque eso podría afectar la subida de nuestros buñuelos. Un buen mezclado inicial es la base de todo. ¡Y listo, ya tenemos la primera parte de la masa esperando a los líquidos!
Incorpora líquidos y amasa bien
Ahora viene la parte divertida. Haz un pequeño hueco en el centro de los ingredientes secos, como si fuera un volcán. Añade el huevo, la leche tibia y el aceite vegetal. Con una espátula o las manos, empieza a integrar todo desde el centro hacia afuera, poco a poco. Al principio puede ser un poco caótico, ¡pero no te rindas!
Cuando la masa se haya unido, es hora de sacarla del bol y amasar sobre una superficie ligeramente enharinada. Yo suelo amasar durante unos 10-15 minutos. Es un ejercicio estupendo, te lo aseguro. Al principio es un poco pegajosa, pero con cada amasado se vuelve más elástica y suave, hasta que sientes que es una maravilla entre tus dedos. La dejamos reposar una media hora, tapada con un paño, para que se relaje y la levadura haga su magia.
Formando y friendo Buñuelos Mexicanos
¡Aquí es donde la receta coge forma y color! El momento de estirar y freír es mi favorito, porque ves cómo algo tan simple se convierte en el postre crujiente y dorado que tanto nos gusta. Es importante tener un poco de paciencia, sobre todo al principio, pero te prometo que el resultado vale cada minuto.
Estira la masa, forma los buñuelos
Después de que la masa ha reposado, verás que está mucho más manejable. Enharina ligeramente tu superficie de trabajo y el rodillo. Coge un trozo de masa y estírala lo más fino que puedas, ¡casi que se transparente! Ese es el secreto para que queden bien crujientes.
Una vez estirada, usa el cortador de galletas o el borde de un vaso para cortar círculos. Yo no soy muy de medidas perfectas, a veces los hago más grandes y otras más pequeños, ¡así que no te estreses! Los restos de masa los puedes volver a juntar, amasar un poquito y estirar de nuevo. Deja los círculos de masa listos sobre un papel de horno para que no se peguen.
Claves para freír los buñuelos perfectos
Ahora viene el momento emocionante de la fritura. En una sartén honda, calienta abundante aceite vegetal a fuego medio-alto. La temperatura es crucial: si está muy frío, los buñuelos absorberán mucho aceite; si está muy caliente, se quemarán por fuera y quedarán crudos por dentro. Yo siempre hago una prueba con un trocito pequeño de masa para ver si el aceite está en su punto.
Cuando el aceite esté listo, ve echando los buñuelos de uno en uno o de dos en dos, sin amontonar. Verás cómo se inflan y se doran rápidamente. Con unas pinzas, dales la vuelta para que se hagan por ambos lados hasta que estén de un bonito color dorado. Una vez listos, sácalos y colócalos sobre papel de cocina para que escurran el exceso de aceite. ¡Es una carrera contrarreloj, pero qué satisfacción verlos tan bonitos!
El toque final: Azúcar y canela
Este es el momento de la verdad, donde nuestros buñuelos se transforman por completo y adquieren ese sabor inconfundible. Es como ponerle el lazo al regalo, la guinda del pastel. El aroma que se desprende de esta mezcla es pura felicidad, te lo aseguro, y te transportará directamente a los recuerdos más dulces.
Cómo espolvorear tus Buñuelos Mexicanos
Mientras los buñuelos aún están calientes, es el momento de la fiesta de azúcar y canela. En un plato hondo o una bandeja, mezcla generosamente el azúcar granulada con la canela en polvo. A mí me gusta ponerle bastante canela, ¡le da un toque espectacular!
Coge cada buñuelo, todavía caliente, y pásalo por la mezcla de azúcar y canela, asegurándote de que quede bien cubierto por todas partes. Hazlo con alegría, porque cada capa de esta mezcla es una explosión de sabor. Y ya está, listos para devorar. ¡Te juro que el aroma que inunda la cocina en este momento es lo mejor de todo el proceso!
Consejos extra para tus Buñuelos Mexicanos
Cocinar es un constante aprendizaje, ¿verdad? Y con los buñuelos, como con cualquier receta tradicional, siempre hay pequeños detalles que marcan la diferencia. Aquí te comparto algunas cosas que he aprendido con el tiempo y que me han ayudado a que cada tanda sea mejor que la anterior.
Evita errores comunes al freír
El error más frecuente al freír buñuelos es no controlar la temperatura del aceite. Si está muy bajo, la masa absorbe demasiado y quedan aceitosos; si está muy alto, se queman por fuera y el centro queda crudo. Mantén un fuego medio-alto constante y, si ves que el aceite se enfría, dale unos minutos antes de echar el siguiente. También es clave no sobrecargar la sartén, porque baja la temperatura del aceite y los buñuelos no se doran bien.
Otro despiste común es no estirar la masa lo suficiente. Un buñuelo gordito no es tan crujiente. Sé valiente con el rodillo, cuanto más finita, mejor. Y por último, no te olvides de escurrirlos bien sobre papel de cocina al sacarlos del aceite. ¡Esos pequeños trucos hacen una gran diferencia, te lo prometo!
Ideas para un sabor diferente
Aunque la receta clásica de buñuelos mexicanos es una maravilla, siempre me gusta experimentar un poco. Si te animas a probar algo distinto, puedes añadir un chorrito de esencia de vainilla o unas raspaduras de limón a la masa, ¡le da un aroma increíble! O si eres fan del picante, una pizca de chile en polvo a la mezcla de azúcar y canela, ¡solo para los más atrevidos!
También puedes servirlos con un poco de miel de piloncillo o con chocolate caliente para mojar, como este chocolate caliente cremoso que me encanta preparar en invierno. Si quieres un contraste fresco, unas frutitas rojas al lado también le quedan de cine. ¡La cocina es un lienzo, así que a pintar con sabor!
Buñuelos rápidos: Tiempos y porciones
Sé que a veces el tiempo apremia, pero te prometo que el esfuerzo con estos buñuelos merece la pena. Además, una vez que le coges el truco, el proceso se vuelve mucho más ágil y divertido. Es uno de esos postres que te recompensa con creces por cada minuto invertido en la cocina, ¡y las sonrisas que provocan no tienen precio!
¿Cuánto tardarás en total?
Desde que sacas los ingredientes hasta que tienes los buñuelos listos para la foto, yo diría que te llevará aproximadamente 1 hora y 15 minutos. Esto incluye unos 15 minutos de preparación de la masa, 30 minutos de reposo (¡aquí puedes adelantar otras cosas o simplemente relajarte!), unos 10-15 minutos para estirar y cortar, y luego la parte de la fritura y el espolvoreado. Al principio, cuando Martina me enseñó la receta, tardaba casi una hora y media; ahora, con mi música favorita de fondo, lo termino en ese tiempo.
Fritura de 20 minutos
La parte de freír los buñuelos es bastante rápida una vez que el aceite está en su punto. Si lo haces por tandas y mantienes la temperatura constante, en unos 20 minutos, o incluso menos si tienes una sartén grande, tendrás todos tus buñuelos dorados y crujientes listos para pasar por el azúcar y la canela. ¡Es una explosión de actividad, pero es muy satisfactorio verlos coger ese color tan apetitoso!
¿Cuántos buñuelos obtendrás?
Con las cantidades que te he dado, normalmente suelo sacar entre 15 y 20 buñuelos de tamaño mediano, dependiendo de lo finos que los estires y del diámetro del cortador que uses. Pero ojo, que una vez que se prueban, ¡desaparecen en un abrir y cerrar de ojos! Siempre es mejor hacer unos cuantos de más, por si acaso hay “catadores” impacientes.
Preguntas frecuentes sobre tus Buñuelos
Siempre hay dudas que surgen al cocinar, ¡y es lo más normal del mundo! No te quedes con ninguna pregunta, que aquí estamos para resolverlas. La cocina es un laboratorio de pruebas y cada experiencia nos enseña algo nuevo, así que no hay preguntas tontas cuando se trata de crear algo delicioso.
Aviso: información nutricional no disponible
Mira, entre tú y yo, cuando se trata de buñuelos mexicanos, lo último que quiero es ponerme a contar calorías. Son un placer ocasional, una celebración, y se disfrutan con el corazón y sin culpas. Así que, por el momento, no me verás publicando la información nutricional detallada. Mi consejo es que los disfrutes con alegría, que te dejes llevar por su sabor y que cada bocado te transporte a un momento feliz. Para el día a día, ya tenemos otras opciones más ligeras. ¡Estos son para disfrutar sin pensar demasiado!
Si quieres inspirarte más en postres caseros o buscar otras ideas, no dudes en visitar el Pinterest de DailyRecetas, donde encontrarás un montón de delicias visuales que te harán la boca agua. ¡A cocinar y a disfrutar sin medida!





