Disfruta de la Lasaña de Berenjenas
Un plato fácil y sabroso
Siempre me ha parecido que hay recetas que nos abrazan, ¿verdad? Y esta lasaña de berenjenas es una de esas. En casa, es un clásico que nunca falla, especialmente cuando queremos comer rico sin complicarnos demasiado en la cocina. Recuerdo que la primera vez que la hice, pensaba que sería un lío, pero me equivoqué de lleno. Es de esos platos que te sorprenden por lo sencillos que son de preparar y por lo mucho que disfrutan luego todos en la mesa.
Me encanta porque, además, te permite aprovechar las berenjenas que tengas por ahí, esas que a veces se quedan solas en el cajón de la nevera. Transformarlas en algo tan reconfortante como una lasaña, llena de queso y sabor, es pura magia culinaria. Es un plato que te deja disfrutar del proceso sin estrés, casi como una charla tranquila mientras cortas las verduras y preparas la salsa.
Perfecta para cualquier ocasión
Esta lasaña de berenjenas es tan versátil que sirve para todo. ¿Viene la familia a comer el domingo? Lasaña al canto. ¿Una cena informal con amigos? También. O simplemente, cuando te apetece un buen plato de cuchara (o de tenedor, en este caso) para el día a día. Es un comodín en mi recetario, siempre lista para sacarme de un apuro o para celebrar un momento especial.
Y lo mejor es que es una lasaña que gusta a casi todos, incluso a los que no son muy amantes de las verduras. Las berenjenas, al estar asadas y mezcladas con tanto sabor, cambian por completo y se vuelven irresistibles. Es un plato que se adapta, que reconforta y que te hace sentir que has preparado algo realmente especial, con ese toque casero que tanto nos gusta.
Ingredientes para tu Lasaña de Berenjenas
Qué necesitas para cocinarla
Antes de empezar, siempre me aseguro de tener todo a mano. Así no hay prisas ni olvidos. Para esta lasaña, los ingredientes son bastante básicos, de esos que solemos tener en la despensa o que se encuentran fácilmente en cualquier supermercado del barrio. La clave, como siempre, está en elegir productos frescos y de buena calidad, que al final marcan la diferencia en el resultado.
Aquí tienes lo que suelo usar:
- 2 berenjenas grandes y firmes
- 1 bote de tomate triturado (o 500 gramos de tomate natural maduro)
- 250 gramos de queso ricotta
- 200 gramos de queso mozzarella rallada
- 50 gramos de queso parmesano rallado (y un poco más para gratinar)
- 1 huevo mediano
- 2 dientes de ajo
- 1 cebolla pequeña
- Aceite de oliva virgen extra
- Unas hojas de albahaca fresca
- Sal y pimienta negra recién molida
- Una pizca de orégano seco (opcional, a mí me encanta)
Prepara tus berenjenas frescas
Las berenjenas son las protagonistas aquí, así que elige unas bonitas, bien tersas y con la piel brillante. Si están un poco blandas, es señal de que ya llevan tiempo y podrían amargar. Una vez en casa, las lavo bien y las corto en láminas de medio centímetro, más o menos. A veces las pongo a sudar con sal para que suelten el amargor y el exceso de agua, pero si son frescas y no están muy grandes, me salto ese paso para ahorrar tiempo.
Este pequeño gesto de la sal, si lo haces, marca una gran diferencia. Las dejas reposar unos 20 minutos y luego las secas bien con papel de cocina. Así, al hornearlas, quedarán más tiernas y no aguadas. Es un truco que aprendí de mi abuela y que siempre funciona. A veces en Pinterest encuentro más trucos para mis verduras.
Cocina fácilmente tu Lasaña de Berenjenas
Corta y asa las berenjenas
Con las berenjenas ya listas, las vamos a asar. Precaliento el horno a unos 200 grados centígrados con calor arriba y abajo. En una bandeja, pongo papel de horno y distribuyo las láminas de berenjena, sin que se amontonen mucho. Les echo un chorrito generoso de aceite de oliva, un poco de sal y pimienta. Las meto al horno unos 15-20 minutos, o hasta que estén tiernas y ligeramente doradas. Esto es crucial para que la lasaña no quede aguada y tenga un sabor más profundo.
Mientras se asan, la cocina empieza a oler que alimenta, una delicia. Me gusta ir dándoles la vuelta a mitad de cocción para que se hagan bien por los dos lados. Cuando las saco, las dejo en un plato listas para la siguiente etapa. Este paso es mucho más rápido y limpio que freírlas, y además queda más ligero.
Prepara la mezcla de ricotta
Ahora vamos con el relleno de queso. En un bol, pongo el queso ricotta, el huevo batido, el queso parmesano y un puñado de albahaca fresca picada. Si me apetece, añado un pellizco de orégano o un poco de perejil. Lo mezclo todo bien con una cuchara, hasta que tenga una textura homogénea y cremosa. No te olvides de probarlo y rectificar de sal y pimienta si es necesario. A veces, un poquito de nuez moscada rallada le da un toque increíble, aunque no es imprescindible.
Este es el momento de ser creativo. Una vez se me ocurrió añadirle unas espinacas cocidas y picadas a la mezcla, y quedó de maravilla. Es un relleno que se puede adaptar a tu gusto y a lo que tengas por casa. La suavidad del ricotta, la sal del parmesano y el aroma de la albahaca hacen una combinación perfecta.
Monta capa a capa tu lasaña
Cómo construir tu deliciosa lasaña
Llegamos a la parte divertida, la de montar la lasaña. Es como construir un pequeño edificio de sabor. Empiezo con una capa fina de salsa de tomate en la base de una fuente apta para horno. Esto evita que la primera capa de berenjenas se pegue y le da una base jugosa. Luego, extiendo una capa de berenjenas asadas, cubriendo bien toda la superficie.
Después de las berenjenas, añado la mitad de la mezcla de ricotta, distribuyéndola con cuidado. Es importante que quede bien repartida para que cada bocado tenga un poco de todo. Encima, pongo una capa generosa de mozzarella rallada. Y así, repito las capas: tomate, berenjena, ricotta, mozzarella, hasta que se acaben los ingredientes.
Distribuye los ingredientes con mimo
Para la última capa, me gusta poner una buena ración de salsa de tomate, las últimas berenjenas, y coronar con el resto de la mozzarella y un buen puñado de parmesano rallado. Esto es clave para que quede una costra dorada y crujiente al hornearse, que es lo que más gusta a todos. Si te gusta la comida con capas, quizás te guste esta frittata.
Me aseguro de que el queso cubra bien toda la superficie para que no se quemen las berenjenas de arriba. Este paso de distribuir con mimo es lo que hace que cada porción de lasaña sea un éxito. No hay que tener prisa, disfrutar del proceso es parte de la receta.
Cocción ideal para tu lasaña
Hornea hasta que dore
Una vez montada, la lasaña se va al horno, que ya estará precalentado a 180 grados centígrados. La dejo cocinar unos 30-35 minutos, o hasta que el queso esté bien burbujeante y dorado por encima. Siempre me asomo a la ventana del horno para ver cómo va cogiendo ese color tan apetecible. Si veo que se dora demasiado rápido, la cubro un poco con papel de aluminio para que se cocine por dentro sin quemarse por fuera.
El aroma que inunda la cocina mientras se hornea es inconfundible, una mezcla de tomate, queso y berenjenas asadas que te abre el apetito al instante. Es importante que el centro esté bien caliente y el queso derretido por completo, así que si la tocas con cuidado, debe estar firme.
Deja reposar antes de servir
Este es el truco para que la lasaña no se desmorone al servirla. Una vez que la saco del horno, la dejo reposar sobre una rejilla durante al menos 10-15 minutos. Sé que es difícil, porque el olor es irresistible y dan ganas de hincarle el diente de inmediato, pero la paciencia es una virtud aquí. Si la cortas justo al salir del horno, es probable que las capas se separen y se extienda todo.
Durante este tiempo de reposo, los jugos se asientan y las capas se compactan, lo que hace que sea mucho más fácil de cortar y que cada porción mantenga su forma. Es como cuando dejas reposar la carne después de hacerla; la diferencia es notable. Un pequeño sacrificio que vale la pena.
Trucos para una Lasaña de Berenjenas
Consejos para un sabor único
A lo largo de los años, he ido descubriendo pequeños detalles que hacen que esta lasaña sea aún mejor. Por ejemplo, siempre utilizo un buen aceite de oliva virgen extra, porque su sabor se nota mucho. Y no escatimo en albahaca fresca; para mí, es un ingrediente que le da un toque mediterráneo insuperable. Si te atreves, puedes añadir unas aceitunas negras picadas a la salsa de tomate, le da un puntito salado delicioso.
Otro truco que aprendí es tostar ligeramente las berenjenas en la sartén antes de asarlas, si quieres un sabor más intenso. No las frías del todo, solo dales un golpe de calor con muy poco aceite. Esto potencia su sabor y les da una textura más firme.
Hazla aún más cremosa
Si eres de los que adoran la cremosidad, tengo un par de ideas para ti. Puedes añadir un chorrito de nata líquida (crema de leche) a la mezcla de ricotta, o incluso sustituir la mitad del ricotta por una bechamel casera bien suave. Si te decides por la bechamel, asegúrate de que no quede muy espesa para que se integre bien.
También puedes jugar con los quesos. A veces, en lugar de solo mozzarella y parmesano, añado un poco de provolone rallado o incluso un queso de cabra suave. Cada queso aporta un matiz diferente y contribuye a esa textura fundente que tanto nos gusta. La clave es que no quede seca, así que no te cortes con los lácteos.
Ideas para variar tu lasaña
Añade carne para un extra
Aunque esta receta es vegetariana, sé que a muchos les encanta un toque de carne. Si es tu caso, puedes añadir carne picada (de ternera o mixta) a la salsa de tomate. Simplemente sofríe la carne en una sartén antes de añadir el tomate, desmenuzándola bien para que no queden trozos grandes. Luego, sigue el resto de los pasos tal cual.
Esta variante es perfecta para los que quieren un plato más contundente. La carne le dará un sabor diferente y una textura más densa. Es como una lasaña de carne de toda la vida, pero con el sabor dulce y suave de la berenjena. Queda muy rica y es otra forma de disfrutarla.
Prueba con quesos diferentes
Te animo a experimentar con los quesos. Además de los que te he dicho, puedes usar un buen queso de cabra desmenuzado en alguna de las capas, o incluso un poco de queso azul si te gusta su intensidad. Un queso ahumado, como la scamorza, también le da un sabor muy interesante.
Cada queso aporta su personalidad. Si quieres un sabor más suave, un queso fresco tipo Philadelphia mezclado con el ricotta puede funcionar. La cuestión es atreverse y ver qué combinaciones te gustan más. Al final, lo importante es que disfrutes en la cocina y con lo que comes. Aquí tienes otra receta donde el queso es clave.
Tiempo de preparación y raciones
¿Cuánto tardarás en total?
Para esta lasaña de berenjenas, yo suelo tardar unos 25-30 minutos en la preparación activa, lo que incluye cortar y asar las berenjenas, preparar la salsa y montar las capas. Luego, el horneado son otros 30-35 minutos, más los 10-15 minutos de reposo. Así que, en total, calcula más o menos 1 hora y 10 minutos a 1 hora y 20 minutos.
Al principio, cuando la hacía por primera vez, era más lenta, claro. Siempre me pasaba un buen rato cortando la cebolla o las berenjenas. Pero con la práctica, vas cogiendo ritmo y los tiempos se ajustan mucho. Es una receta que, una vez que la tienes por la mano, sale casi sin pensar.
Para cuántas personas sirve
Con las cantidades que te he dado, esta lasaña es perfecta para unas 4 a 6 personas, dependiendo del hambre que tengan. Si la sirves como plato principal, te dará para cuatro raciones generosas. Si es parte de un menú con otros platos, puede llegar a seis sin problema. En casa, somos cuatro y siempre sobra un trocito para el día siguiente, ¡que está aún más rica!
Si necesitas más, puedes duplicar fácilmente las cantidades y usar una fuente de horno más grande. Y si sois menos, las sobras se guardan de maravilla. Es un plato que cunde mucho y siempre es un éxito.
Preguntas frecuentes de la lasaña
¿Puedo hacerla con antelación?
¡Claro que sí! Esta lasaña de berenjenas es ideal para preparar con antelación. Puedes montarla por completo y guardarla en la nevera, bien tapada con film transparente, hasta 24 horas antes de hornearla. Así, el día que la vayas a comer, solo tienes que meterla al horno. Es un truco que utilizo mucho cuando tengo invitados.
Si la haces con antelación y la guardas en la nevera, es posible que necesite unos minutos extra de horneado para que el centro se caliente bien, unos 5-10 minutos más de lo indicado. Siempre la saco un rato antes del frigorífico para que coja temperatura ambiente.
¿Cómo guardar las sobras?
Las sobras de esta lasaña son un tesoro. Se guardan estupendamente en un recipiente hermético en la nevera durante 3 o 4 días. Para recalentarla, puedes hacerlo en el microondas o, si prefieres que quede crujiente, en el horno a 180 grados durante unos 10-15 minutos, hasta que esté caliente y el queso burbujee de nuevo.
A mí, personalmente, me gusta más recalentarla en el horno, porque recupera esa capa dorada y crujiente que se forma con el queso. Es un plato que gana con el reposo, así que el día después suele estar incluso mejor, porque los sabores se han asentado y mezclado a la perfección.
Nutrición de la Lasaña de Berenjenas
Valores aproximados por porción
Esta lasaña, al llevar berenjenas, tomate y quesos, es una opción bastante equilibrada y completa. Las berenjenas aportan fibra y pocas calorías, mientras que el tomate es rico en vitaminas y antioxidantes. Los quesos nos dan proteínas y calcio, que son importantes para nuestros huesos y músculos. Claro que no soy nutricionista, pero por mi experiencia, es una comida muy buena para el cuerpo.
No te puedo dar un número exacto de calorías, porque depende mucho de los tipos de queso y la cantidad de aceite que uses. Pero en general, es un plato que te sacia, te da energía y, lo mejor de todo, te hace sentir bien. Es de esos que alimentan el cuerpo y el alma.
Adapta la receta a dietas
Si quieres hacerla un poco más ligera, puedes reducir la cantidad de queso mozzarella o utilizar versiones bajas en grasa. También, si te preocupa el aceite, puedes usar un pulverizador para las berenjenas en lugar de chorro. Aunque un buen aceite de oliva es saludable, un exceso sí que añade calorías.
Para aquellos con sensibilidad al gluten, simplemente asegúrate de que todos los ingredientes que uses (como la salsa de tomate, si es comprada) no contengan gluten. Esta lasaña no lleva pasta, así que es naturalmente sin gluten si eliges bien el resto de los componentes. Es un plato muy agradecido que se adapta a casi todo.





